EL ESPACIO

Para explicaros quien soy tengo que explicar de donde vengo, de donde vienen y de donde vinieron. Para que me podáis entender, tengo que explicar los espacios que he transitado toda mi vida. Estos espacios han formado parte de mí, incluso antes que naciera, por lo tanto yo no escogí habitarlos, ellos me escogieron a mí.

Para explicar quien soy tengo que explicar de donde vengo, de donde vienen y de donde vinieron. Somos del extrarradio, de la periferia, del polígono industrial, de la colonia, de las afueras de la ciudad. Somos aquellos que emigramos de los campos de olivos, de las casas pintadas con cal, de los cortijos y las viñas. Decidimos dejar atrás nuestra casa para trabajar en una fábrica, para crear una familia desde cero. Lo hicimos todos juntos, no veníamos solos, éramos unos extraños, unos pobres raros que veníamos a ensuciarnos las manos, a fundir plásticos, a tirar mierdas químicas a los ríos, a secarnos las gotas de sudor negras.

Somos del extrarradio por nuestros abuelos que vinieron, también por nuestros padres que siguieron viviendo aquí. Lo somos porque de pequeños aprendemos a ir en bici en las largas rectas asfálticas de los polígonos. Por convivir con el sonido de las sirenas que anuncian los cambios de turno, las vibraciones que no dejan dormir, por los olores raros, por los simulacros de confinamiento en las escuelas, por los incendios en las fábricas.

Aquí la gente es garrula, choni, cani y charnega. Pedimos perdón si escribimos mal, si hablamos gritando, si no somos correctos o somos empíricos y no científicos. La presión de nuestros padres por traer dinero a casa hizo que muchos dejamos los estudios, que aprendiéramos un oficio sobre la marcha.

Que mi padre curre haciendo máquinas explica quien soy, que mi madre haga el papeleo de una fábrica explica quién soy, que mi primer trabajo fuese en un almacén logístico explica quién soy, también lo explica que todos los jóvenes trabajemos en ese mismo almacén y que por las noches aparezcamos con nuestros coches en ese polígono a beber, a fumar, a levantar el maletero y bailar música a toda ostia, a reírnos y gritar sabiendo que allí no molestamos a nadie, porque esos polígonos són nuestros.